Fa la la la la la
hoy es Navidad… y que mas da?
Me convertí en el
Grinch? No, no es posible, solo hay un Grinch y es cierto alcalde del PP que nos
robo las luces y los arboles de navidad. Pero esa es otra historia. Estamos acá
para hablar de mi (egocéntrica yo?).
Otros años la Navidad era una época mágica, llena de felicidad, mucha
comida, regalos, y en general, animo festivo. Este año, sincera y honestamente,
no me podría importar menos. Si hoy cenara algo normal y me fuese a dormir y mañana
fuese otro domingo desagradable más del montón, me daría exactamente igual, mi
vida seguiría sin ningún tipo de problema. No me interesa la Navidad. Ya ni es
que no me guste. Me da igual. Puede existir o no. No me importa. Y no se hasta
que punto eso no es mucho peor que que no te guste.
Que triste como a
lo largo de los años he ido perdiendo todas esas fechas que me hacían feliz…mi
cumpleaños…ahora navidad… La verdad es que ya no me quedan épocas felices. Mi
año pasa a ser una sucesión de épocas desagradables que habrá que pasar. Y si
hay suerte quizás, en algún momento, tendré algún pequeño momento de felicidad.
Lo único que me queda es el invierno, me gusta el invierno, o mas bien, detesto
el verano. Pero poco me queda de él, eso que llaman el calentamiento global se
esta apoderando de mis adorados inviernos y ahora en vez de abrigarnos hasta
las cejas y dormir abrazados, tenemos que ponernos el aire acondicionado hasta
en invierno. Pero en fin, eso es, otra vez, otra historia.
En esta gran
crisis de fe que estoy teniendo, me surge otro problema. Las personas que me
rodean no parecen tener ningún miramiento hacia mis sentimientos, si les regalo
algo feo o hago algo que no esta a la altura de sus expectativas, no dudan en
decírmelo. Ahora, cuando a mi me regalan cosas horribles y así lo expreso, el
daño es irreversible, sufren, les duele el alma y juran y perjuran no regalarme
nada mas nunca jamás. Si, estoy rodeada de Drama Queens. Pero eso no es el
punto. La cuestión es que, independientemente de esto, a lo que ya estoy
penosamente acostumbrada, cuan sincera debo ser? Es que me tengo que pasar la
vida mintiendo (si si si, a quien quiera engañarse y creerse que eso no es
mentir, y así puede vivir, pues muy bien, pero la realidad es otra), sonriendo
y aparentando estar feliz ? Una vez escuche que no es “necesario” decirlo todo,
que uno necesita decirlo para sentirse mejor momentáneamente pero después el
caos ocasionado es tan grande que probablemente no valió la pena. Que la razón
para decir las cosas no es ser sincero con el otro por el bien del otro sino
simplemente sentirse mejor uno…. Yo que sé …
Alguna vez se
pararon a pensar que los malos regalos que más duelen son los de la gente más
cercana a uno? Uno puede que se pase 12hs al día con alguien, que crea que le
conoce, que cuando se acercan las fechas funestas le mencione bien seguido
cosas que quiere, pero aun así va y aparece esa persona con … una
quena…???...WTF?.... y una piensa: es que me vio cara de boliviana? (wow, eso
fue racista…sep). Y que haces en esa situación. Sonreís, decís: aaaaay gracias!
Era justo lo que quería/necesitaba! . O sos sincera y le decís lo que de verdad
pensas? Lo que a mi me surge es lo segundo y además regalarle a esa persona
para la navidad siguiente un viaje a Botswana con pasaje de ida solo. Pero
claro, que sea lo que me surja no significa que sea lo que hago, porque, por
suerte (o desgracia) aprendí a controlar algunos de esos exabruptos. Que hice?
Sonreí, agradecí y trate de evitar el hecho de que me gustaba para ser lo menos
infiel a la verdad posible. Evidentemente no estoy conforme con mi
respuesta…las otras opciones hubiesen sido desde luego mucho peor.
La situación se
agrava más si una se paso días buscando el perfecto regalo para la persona que
después fue y le regalo….una quena…???
Es mi problema de
regalos lo que me causo esta apatía hacia la Navidad? No lo se. God knows que
no es el primer año que me pasa.
Será mi actual
visión de la vida lo que me condiciona? Más probablemente
2 comentarios:
jajaja no hay vuelos a Botswana pero te entiendo, buena reflexión.
Un abrazo.
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